Sí, ¡esta región divertida y fabulosa está justo al lado! Pedaleamos, trepamos, caminamos, nadamos. En resumen, nos divertimos. Los amantes de la buena comida se deleitan con sus delicias locales, los deportistas disfrutan las montañas donde el invitado principal es el aire libre, y los aficionados a la historia se sorprenden al ver la amplitud de su rico patrimonio.
Cómo llegar
Distancias de las ciudades principales
¿Sabías que?
A descubrir absolutamente
Hay tres formas de visitar la región, según tu perfil. ¿Eres del tipo comelón, hiperactivo o más bien intelectual? Cualquiera que sea tu pasión, todos los caminos conducen a los Laurentides.
Le Chemin du Terroir
Los más de 226 kilómetros con señalamientos del “Chemin du Terroir des Laurentides” atraviesan un territorio rural colmado de tesoros.
En cifras, son 226 kilómetros de caminos gourmet, unos 20 eventos suculentos, 22 paradas para salivar de felicidad, un museo y dos parques, porque al final del camino, debes tomar un descanso para digerir.
El vino de hielo se hace a partir de uvas que se cosechan congeladas.
Allí se puede encontrar de todo: harina artesanal, flores, vino espumoso o de hielo, mermeladas caseras, manzanas en todas sus formas, hidromiel... ¿Dijiste maple? Te contestamos con una “cabane à sucre” tradicional. Si escuchas “Dieu du ciel”, debes saber que estamos hablamos de una cerveza artesanal. Incluso hay una “boucannerie” donde se ahúman carnes de todo tipo y se prepara salchichonería casera. Como solemos decir: ¡Barriga llena, corazón contento! ¡Buen viaje!
La ruta de las bellas historias
Todo comienza con una novela. Estamos en el siglo XIX. La bella Donalda se casa con el rico Séraphin Poudrier, avaro y malo. Realmente malo. De lo contrario, no habría habido historia.
Claude-Henri Grignon, el autor, basa a sus personajes ficticios en la historia real del sacerdote Labelle, verdadero héroe, quien lucha por la construcción de un ferrocarril que va desde Montreal hasta Mont-Laurier. La supervivencia de su región depende de ello. Esta es la trama de esta ruta turística de 284 kilómetros.
El cura Labelle era conocido realmente como el “Rey del Norte”.
Hoy, el tren ha desaparecido para darle paso al parque lineal Le P’tit Train du Nord, una pista multifuncional de 232 kilómetros. El parque es una especie de eje vertical desde donde comienza tu aventura.
¿Y dónde están las hermosas historias? Te las vamos contando a través de museos, estaciones que se han convertido en cafés o centros de interpretación, parques y puentes cubiertos, recorridos patrimoniales, teatros e incluso un podcast.
Parque lineal Le P’tit Train du Nord
Relacionada con la historia de la región, la antigua vía del tren P'tit Train du Nord se transformó en una ciclovía. Son 234 km de la Route Verte que atraviesa naturaleza y pueblos. En verano recorremos este parque lineal a pie o en bici (con transporte de equipaje). En invierno, lo recorremos en esquí de fondo por el Sur y en motonieve por el Norte.
Este parque es hermoso. A veces rural y a veces urbano, pero siempre natural y grandioso (nunca engañoso). Sigue por ríos y coquetea con montañas, lagos y bosques. Este parque tiene algo de romántico.
Es más fácil pedalear de Norte a Sur porque está de bajada.
Las antiguas estaciones son festivas y siempre dan la bienvenida a los viajeros. Estas se convirtieron en cafeterías, posadas, boutiques, museos, galerías, talleres de reparación de bicicletas; puntos de servicio esenciales para los visitantes del parque.
El lugar es tan amigable que se ofrece un servicio de transporte a los usuarios. Dejamos el automóvil en el punto A y nuestro equipaje se transporta de una posada a otra. Una vez que llegamos al punto B, volvemos al punto A con nuestra bici y nuestro equipaje.
