En dos ruedas podemos recorrer la Ruta verde, bajar montañas, serpentear ríos y explorar campos. Respiramos a pleno pulmón el aire fresco del río San Lorenzo, hacemos una parada para degustar productos típicos de la región y saludar a nuestros artesanos. Al final del día podemos relajar las pantorrillas en un spa o en un hostal. ¡Ciclistas bienvenidos!