¿Pero por dónde empezar? ¿Los 200 kilómetros de río y su archipiélago? ¿Los montes Apalaches omnipresentes que se encienden con los colores del otoño? ¿El magnífico valle del río Chaudière? ¿Los 350 años de historia que la transformaron de la Nueva Francia en la moderna provincia de Quebec?
¡Ah sí! Desde Lévis tendrás el mejor ángulo de la ciudad de Quebec vista de frente. ¡Toma la foto!

Cómo llegar
Distancias de las ciudades principales
¿Sabías que?
A descubrir absolutamente
Un archipiélago de 21 islas del tesoro, artesanos creativos, una gastronomía local deliciosa y los Apalaches como área de juego.
Parque de los Apalaches
Este parque es simplemente... demasiado. Demasiado increíble: tres sectores de actividades que ilustran la compleja biodiversidad de los montes Apalaches, tres cimas con vistas, un servicio de transporte para excursionistas y campistas con canoas; además, los perros son bienvenidos. ¿La cereza del pastel? Actividades especialmente diseñadas para nosotros y nuestros amigos de cuatro patas. Te lo dijimos, es demasiado.
Y eso no es todo. Hay 140 kilómetros de senderos: ciclismo, cani-raid (recorridos hebertistas con tu perro) y senderismo. Pensaron en todo.
La Route des Délices et des Parcs ofrece un circuito de cuatro días de actividades al aire libre y gastronómicas.
¿Quieres quedarte? No hay problema. Hay 150 sitios para acampar, cabañas forestales y chalets a la orilla de lagos y ríos.
Queríamos guardarlo en secreto solo para nosotros, pero somos como este parque: bastante generosos, así que mejor lo compartimos contigo.
Saint-Jean-Port-Joli
En Quebec, Saint-Jean-Port-Joli ha sido reconocido por sus escultores durante más de un siglo, especialmente por los hermanos Bourgault.
Además, es la fortaleza de un antiguo dominio que se ha convertido en un museo de la memoria viva y del patrimonio inmaterial. Ya sabes, ese acervo que los libros no cuentan. Cada año celebramos este recuerdo, especialmente el pasado marítimo de la región, y lo cantamos. En agosto, nos dejamos arrullar por los cantos de los marineros. Canciones para izar, bombear, remar... y, por supuesto, tomarse unos tragos. ¡Eso sí que suena bien!
Puedes subirte a una bonita bicicleta para hacer un recorrido de los talleres de los escultores. ¡Es gratis!
Hablando de tomarse unos tragos, la microcervecería Ras l’Bock te sirve un Monsieur Madame, una de sus cervezas artesanales, bajo los arcos de su microterraza frente al mar.
¡Abran paso al teatro! En La Roche à Veillon, el espectáculo está en el escenario y en la mesa, ya que el programa incluye también platillos tradicionales de Quebec.
El archipiélago de Isle-aux-Grues
Una isla es siempre un poco misteriosa, pero cuando hay 21 y todas guardan tesoros, es allí donde comienza la aventura.
El archipiélago atrae muchas visitas... aladas. No menos de 250 especies de aves la frecuentan. Desde el tímido pingüinito que vive en pequeños grupos hasta el extrovertido ganso de nieve que prefiere las multitudes, los observadores de aves ya no saben hacia dónde dirigir sus binoculares.
En l’Isle-aux-Grues, celebramos la cuaresma como en los viejos tiempos.
Para proteger este frágil ecosistema, creamos la Reserva Natural Jean-Paul-Riopelle, un dominio tricentenario con un bosque de árboles de maple. Estos maples han visto un siglo de inmigrantes ir río arriba a Grosse Île, un lugar de drama y devoción.
El pintor Riopelle era un amante de estas islas. No es de extrañar que la quesería Île-aux-Grues le haya dedicado uno de sus mejores quesos: el Riopelle de l’Isle.